La autoestima es la forma en que una persona se valora a sí misma, cómo se percibe y cuánto se siente capaz de afrontar los retos de la vida.
En la infancia y la adolescencia, se encuentra en pleno desarrollo, influida por la familia, la escuela, los amigos y las experiencias cotidianas.
¿Cómo influye la autoestima en el día a día?
- Relaciones con los demás: Una buena autoestima permite a los niños y adolescentes relacionarse con seguridad, expresar sus opiniones y disfrutar de los demás sin miedo al rechazo. En cambio, una autoestima baja puede generar inseguridad, retraimiento o necesidad constante de aprobación.
- Estudios y rendimiento académico: Sentirse capaz impulsa la motivación y la confianza para afrontar nuevos retos. Cuando la autoestima es baja, aparecen el miedo al error, la desmotivación y la tendencia a rendirse ante las dificultades.
- Bienestar emocional: La autoestima funciona como un escudo protector. Quien se valora es más resiliente ante críticas o fracasos; una autoestima frágil, en cambio, puede favorecer la ansiedad, la tristeza o el desánimo.
¿Cómo podemos identificar una baja autoestima?
Reconocer a tiempo los signos de una baja autoestima es esencial para poder brindar apoyo y acompañamiento. Algunos indicadores a tener en cuenta son:
- Dificultad para aceptar elogios o reconocer sus logros.
- Miedo constante a equivocarse o hacer el ridículo.
- Compararse negativamente con los demás.
- Evitar nuevos retos por temor al fracaso.
- Expresiones frecuentes de “no puedo” o “no sirvo para esto”.
- Necesidad excesiva de aprobación o atención.
- Irritabilidad, tristeza o desmotivación sin causa aparente.

